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Humiliation

"La Lista de Pinochet."



Ser Perfeccionista

En teoria, la inteligencia de cada ser humano depende de la cantidad de neuronas que uno posee. Esta fisicamente comprobado por la ciencia que el individuo alimenta y fortalece sus neuronas y su masa encefálica.
Existen tantas disciplinas que nos ayudan y que nos conllevan a controlar de la merjor forma posible nuestra mente y nuestra inteligencia.
Cada dia que pasa, el hombre quiere sobresalir por su inteligencia y por su capacidad, que mejor consecuencia la de la existencia de la ciencia. Es todo un reto y una meta proponerse a seguir en camino esa ideología.

¿Quieres aprender cada vez mas?, ¿quieres que no pasen los años en vano?, ¿quieres sentirte conforme con lo que haces?, ¿quieres pulir tu talento?... Son innumerables las preguntas que se tejen en base al tema.
Es igual decir Talento que Don?... Pues no, no es igual decir lo mismo. Uno nace con el talento, y el don es un valor agregado a ello, pero solo te lo brinda el todopoderoso.
¿Porque no escribes en una hoja lo que piensas de ti?, ¿porque no haces una lista de tus defectos y de tus virtudes?, autocalificate!.

Tengo que relacionar la inteligencia con la sabiduría, y la forma de pensar de cada uno con el atino de tratar de ser mejor animal razonable. Y lo hago por la sencilla razón de que uno es el que establece el nivel de inteligencia y sabiduría a si mismo. Ahora, les propongo ese reto, y tratemos de llevar en las manos la perfección.

A Dios, Atardecer

Aquel atardecer,
en el que no queriamos alejarnos ni un solo instante;
el aire era más denso,
la brisa acarició nuestros rostros
caricia de un lienzo sobre cualquier superficie.

Era magestuoso admirar y contemplar
aquella pintura que no era nada más que el hermoso paisaje.
Emsamblado por la suave brisa del mar,
por la fina arena que cubria nuestros pies,
por un cielo rojizo y por esas nubes tupidas del tibio invierno;
fantasia infinita.

No existía nada que nos pudiera aturdir ni molestar,
dimos por cerrado el nexo que existe entre nuestras almas
y el mundo que nos rodea,
el ruido de cada ola;
anunciaba más tranquilidad y paz
emanaba de nuestras pupilas, luz.

Cada suspiro era reconfortante,
tan contundente como un alcaloide benevolo
como corriente eléctrica sobre el cobre,
muy asimilable.

Y asi, pasaron minutos interminables,
parados frente al mar,
situados sobre la orilla de nuestro amor,
lo que menos quería era que no terminara aquel momento,
pero por arte de magia y del sentido del tiempo,
despedimos aquel acontecimiento,
mirandonos y amandonos,
a Dios, Atardecer
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