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A Dios, Atardecer

Aquel atardecer,
en el que no queriamos alejarnos ni un solo instante;
el aire era más denso,
la brisa acarició nuestros rostros
caricia de un lienzo sobre cualquier superficie.

Era magestuoso admirar y contemplar
aquella pintura que no era nada más que el hermoso paisaje.
Emsamblado por la suave brisa del mar,
por la fina arena que cubria nuestros pies,
por un cielo rojizo y por esas nubes tupidas del tibio invierno;
fantasia infinita.

No existía nada que nos pudiera aturdir ni molestar,
dimos por cerrado el nexo que existe entre nuestras almas
y el mundo que nos rodea,
el ruido de cada ola;
anunciaba más tranquilidad y paz
emanaba de nuestras pupilas, luz.

Cada suspiro era reconfortante,
tan contundente como un alcaloide benevolo
como corriente eléctrica sobre el cobre,
muy asimilable.

Y asi, pasaron minutos interminables,
parados frente al mar,
situados sobre la orilla de nuestro amor,
lo que menos quería era que no terminara aquel momento,
pero por arte de magia y del sentido del tiempo,
despedimos aquel acontecimiento,
mirandonos y amandonos,
a Dios, Atardecer

1 comentarios:

Anónimo dijo...

ai amore q lindo ese dia n la plaia sera inolvidable pa mi y io c para ti tbn ich liebe dich (K)

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