La chica de a lado
Te espía con su mirada,
parpadea cada segundo buscando tu respuesta,
esperas ansiosamente que te diga alguna palabra que devuelva en ti la ilusión,
pero eres demasiado orgulloso como para que des tú el primer paso.
Es la fiel compañera de una maseta puesta en su balcón,
soñadora de día y de noche,
labra en sus sueños todo aquel anhelo de estar a tu lado,
lamentablemente no posees el sexto sentido
que por naturaleza tienen las mujeres, para que comprendas lo que está pasando.
Los encuentros con sus miradas son muy anticipadas,
él te quiere ver,
tu quieres verla,
pasa las horas apoyada en un frio metal que reviste su ventana.
Lleva prendido el mismo perfume de las rosas y los claveles
que suele regar pora las mañanas.
Se desliza por un lado a otro dejando purpurina de mujer
y causa remolinos de aire caliente cuando alzas la mirada.
parpadea cada segundo buscando tu respuesta,
esperas ansiosamente que te diga alguna palabra que devuelva en ti la ilusión,
pero eres demasiado orgulloso como para que des tú el primer paso.
Es la fiel compañera de una maseta puesta en su balcón,
soñadora de día y de noche,
labra en sus sueños todo aquel anhelo de estar a tu lado,
lamentablemente no posees el sexto sentido
que por naturaleza tienen las mujeres, para que comprendas lo que está pasando.
Los encuentros con sus miradas son muy anticipadas,
él te quiere ver,
tu quieres verla,
pasa las horas apoyada en un frio metal que reviste su ventana.
Lleva prendido el mismo perfume de las rosas y los claveles
que suele regar pora las mañanas.
Se desliza por un lado a otro dejando purpurina de mujer
y causa remolinos de aire caliente cuando alzas la mirada.
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